Las teorías psicopedagógicas han demostrado que la educación musical debe empezar hacia el sexto mes de gestación, en tanto que está comprobado el efecto beneficioso de la música en la vida de un niño desde antes de su nacimiento.
Está demostrado que un feto reacciona ante estímulos sonoros del exterior, desde movimientos del cuerpo hasta aceleración del ritmo cardíaco. Por lo que, al nacer, ya acostumbraron su oído a este tipo de estímulos. Ahora, no cualquier tipo de sonido sirve al propósito de la formación del niño, tienen que ser de un registro medio, o sea, ni muy agudos ni muy graves, y con una intensidad preferentemente suave, ya que los sonidos fuertes los asustan.