Para la detección de problemas auditivos en el aula, según Levey y colaboradores de la Universidad de Nueva York, hay que prestar atención cuando los niños:
—Entienden erróneamente lo que se les dice.
—Parecen desatentos en tareas en las que hay que escuchar.
—Tienen problemas con la percepción de ciertos sonidos (como por ejemplo la s, f, z, ch).
—Miran a los demás niños para entender lo que están haciendo o diciendo.
—Están fatigados al final del día.
—Se evaden y abstraen en las situaciones que requieren una buena audición.