Los trastornos del sueño aumentan su frecuencia en verano y personas que nunca habían padecido estos problemas ven alterada su dinámica habitual, producto principalmente de las negativas las influencias del calor, ruidos nocturnos, etc.
Durante estos meses aumentan los ruidos, especialmente durante la noche, debido a que hay un mayor número de personas en la calle ya que somos muchos los que, por las elevadas temperaturas, dormimos con las ventanas abiertas o climas y abanicos prendidos.
Este hecho perjudica, por tanto, al descanso provocando estrés e irritabilidad.
Existen diversos estudios científicos que han demostrado que en los meses de verano cuesta más tiempo dormirse y se descansa menos ya que el sueño se ve interrumpido en muchas ocasiones como consecuencia del ruido.
Una de las principales características del sueño es su efecto reparador en el organismo, que se produce conforme van avanzando las diferentes fases del sueño, desde la superficial hasta la más profunda. En una situación normal, la mayor parte de las personas suelen alcanzar la etapa más profunda del sueño, que es cuando el organismo está completamente dormido y no atiende a lo que sucede a su alrededor.
Sin embargo, en verano no se suele alcanzar esta fase del sueño, provocando que el cuerpo esté en alerta y se despierte con una mayor facilidad.
Por ello, se recomienda cerrar las ventanas, no utilizar ventiladores o aires acondicionados que produzcan mucho ruido y no tener animales de compañía.
- Descanso en verano
