El niño con labio y paladar hendido (coloquialmente conocido como labio leporino) tiene un defecto en el cierre del paladar en la etapa de formación dentro del vientre materno.
La causa es idiopática (causa no específica) pero en si lo que se sabe es que se detiene la placa que formará la división entre boca y nariz (paladar).
El paladar blando tiene relación con la trompa de Eustaquio, que comunica la parte posterior de la nariz con el oído medio, es precisamente un músculo que une a estas dos áreas el que al faltar el paladar blando no se desarrolla y por lo tanto la trompa de Eustaquio no funciona adecuadamente, lo que hace que se acumulé líquido en el oído medio, lo que se conoce como otitis media mucoide o serosa (causando baja audición al no dejar vibrar el tímpano), y en ocasiones infecciones recurrentes de oído medio, llamadas otitis medias agudas.
El Otorrinolaringólogo tiene que ver a todo niño con labio y paladar hendido precisamente para evitar alguna de estas dos complicaciones, para lo cual se debe de poner en la mayoría de los casos tubitos de ventilación, que permitirán que el oído medio reciba aire a través del canal externo, y de esa manera no dejar que se acumule el líquido en el odio medio.