Estudios recientes vinculan directamente los altos niveles de azúcar en la sangre con el daño cocleovestibular del oído.
Este daño se debe a que en el oído no hay una adecuada oxigenación e irrigación, provocando la pérdida total o parcial de la capacidad auditiva, el cual aparece de manera repentina, haciendo que no se recupere la audición con el paso de las horas.
Un tercio de los pacientes, si llevan a cabo un tratamiento de manera constante y responsable suelen recuperar toda la capacidad auditiva, el resto de los pacientes logran una recuperación parcial. Este consiste en dar medicamentos que van a mejorar y activar la circulación en este órgano.
Por lo tanto, lo más aconsejable es controlar los niveles de azúcar y ante la menor duda de padecer sordera concurrir al médico especialista, teniendo en cuenta que afecta a personas de cualquier edad, sexo y sin importar el tipo de diabetes que se presente sea la tipo uno o dos.