Un nódulo tiroideo es el crecimiento anormal de alguna de las células que forman la glándula tiroidea.
Tumor es el término usado para definir cualquier bulto o masa que puede ser benigno, sólo si crece en su lugar de origen, y maligno si además de crecer en su lugar de origen se desplaza a otros sitios remotos del cuerpo a través de la sangre o del sistema linfático.
La mayoría de los nódulos tiroideos no causan ningún síntoma y si llegan a ser palpables generalmente es porque ya crecieron más de dos centímetros en promedio. Su médico lo puede descubrir durante el examen físico de rutina o usted mismo puede notar un bulto en el cuello al tocarse o mirarse en el espejo.
Algunos pacientes con nódulos tiroideos se pueden quejar de dolor en el cuello, en la mandíbula o en el oído.
Si el nódulo es suficientemente grande, puede causar dificultad para tragar, un cosquilleo en la garganta o dificultad respiratoria si ejerce presión en el tubo respiratorio. Raras veces, se produce ronquera, esto si el nódulo irrita el nervio que va a la laringe.
Las probabilidades son de 1 en 10 de que usted o algún conocido suyo desarrolle un nódulo tiroideo.
Sus causas no han sido determinadas, sin embargo, se ha visto que existen factores de riesgo, como tener algún familiar que haya presentado problemas a la tiroides y que son más frecuentes en el sexo femenino.
Aunque el cáncer de tiroides es la causa más importante del nódulo tiroideo, afortunadamente el cáncer sólo ocurre en menos del 10% de los nódulos. Esto significa que aproximadamente 9 de cada 10 nódulos son benignos (no cancerosos).
Todos los nódulos que se descubre que contienen cáncer o los que se sospecha que puedan ser cancerosos, deberían ser eliminados quirúrgicamente.
Cualquier nódulo tiroideo que no sea extraído deberá ser observado detalladamente, con un examen de ultrasonido del nódulo cada 6 a 12 meses.
El diagnóstico se realiza con una biopsia de aspiración fina (BAAF) y en ella el médico patólogo define según las características de las células que se observen en el estudio si se trata de un tumor benigno o un cáncer (tumor maligno). Guiados por el resultado de este estudio y las características radiológicas y la evolución clínica, decidimos que tipo de cirugía realizar, si una hemitiroidectomía solamente (retirará la mitad de la glándula tiroidea) o retirar por completo la glándula tiroidea.
La cirugía tiene como principal riesgo el posible daño al nervio laríngeo recurrente que se encarga del movimiento de las cuerdas vocales, así como el daño o extracción inadvertida de las glándulas paratiroideas (ambas estructuras presentes por detrás de la glándula tiroidea, entre esta y la tráquea).
La mayoría de los cánceres de tiroides son curables y rara vez causan problemas que pongan en peligro la vida.