Con la llegada del verano y las vacaciones se incrementan los casos de Otitis externa, debido a la constante entrada del agua de las albercas en el conducto auditivo externo.
Se produce más frecuentemente en lugares que predominan los climas calientes y húmedos, por nadar en aguas poco higiénicas o contaminadas y por las misma características particulares del oído.
Es una infección causada por bacterias u hongos: Estafilococo aureus, Pseudomona Aeruginosa, Proteus Vulgaris y Escherichia coli, que al exponerse a ellas se produce una inflamación del conducto auditivo y lo vuelve propenso a las infecciones.
La humedad propia del verano también modifica la piel del conducto auditivo aumentando la posibilidad de infección.
Esta afección es la inflamación aguda del oído externo: tubo que conduce el sonido hasta el tímpano y que está recubierto de piel. En este conducto auditivo no entra la luz y la humedad ahí mantenida favorece el crecimiento bacteriano y de hongos, sobre todo en personas con alguna predisposición, bien sea una piel más delicada o algún tipo de alteración en el conducto que provoca acúmulo de agua.
Además al haber mucha humedad en el oído, este se irrita abriendo la piel del canal y permitiendo la entrada de bacterias u hongos.
El síntoma principal de la otitis externa es el dolor de oído, el cual puede ser grave y empeorar cuando se tira de la parte externa del oído o se hace presión sobre éste. Se refleja en la mandíbula, al masticar y en una disminución auditiva. La hinchazón del canal auditivo molesta el oído y hay sensación de taponamiento. Es posible que el oído externo se ponga rojo o se hinche y que los ganglios alrededor del oído aumenten su tamaño y duelan. También puede haber un poco de supuración del oído de color claro al principio, pero después se torne más opaco y amarillento como el pus.
La otitis externa no es contagiosa pero debe ser tratada pues el dolor de oídos puede empeorar y es posible que la infección se extienda.
La mejor manera de evitar esta inflamación es mantener los oídos limpios y secos, secando solamente la oreja con una toalla de manera suave y superficial.
Si aún nota que queda agua dentro del oído, ponga unas gotitas de alcohol, porque diluyen el agua que se encuentra en el interior y secan el oído.