Desde los 8 años de edad se desempeña como actriz y cantante.
En 1964 consigue el papel protagonista en una de las películas que con el tiempo se convertiría en un clásico de Disney: Mary Poppins.
Con ella debuta en el cine y le hizo merecedora al Óscar a la mejor actriz de la Academia de Hollywood y el Globo de Oro a la mejor actriz de comedia o musical.
También obtiene el Grammy al mejor álbum para niños en 1965.
Al año siguiente, la actriz volvió a ser candidata al Óscar a la mejor actriz, esta vez por su interpretación en “La Novicia Rebelde” (The Sound of Music). Esta película, hoy un gran clásico del cine, fue la que la elevó al estrellato de Hollywood.
Su voz cantada tenía un rango de cuatro octavas.
Julie Andrews apareció después en numerosas películas destacando de entre ellas “Víctor/Victoria”, rodada entre 1995 y 1997 y que le valió su tercera nominación al Óscar a la mejor actriz.
Ahí fue cuando la actriz comenzó a notar frecuentes molestias en su voz, que trató de forma medicamentosa.
Diagnosticada de un quiste intracordal, en 1998 se sometió a una intervención de fonomicrocirugía que resultó en una pérdida permanente de la voz cantada.
Alegando que no fue informada de los riesgos de la cirugía, la actriz ganó en 2000 una demanda contra un Hospital de Nueva York.
Las consecuencias de esta secuela en la actriz fueron muy importantes, especialmente en el terreno psicológico.
Su carácter optimista y el trabajo que realizó con el fin de recuperar algo de su rango vocal hicieron que superara y aceptara su limitación para el canto, lo que ha obligado a orientar su carrera hacia papeles sin canto y aparecer en películas como “The Princess Diaries” (2001) y “Shrek 2” (2004), dirigir teatro y escribir libros para niños. En la última película “The Princess Diaries 2: Royal Engagement” la actriz canta por primera vez desde 1998, pero ella dice que no se trata de cantar en realidad, sino que se trata de hablar cantando: ocasionalmente una nota aquí y otra allá, pero muy débiles. De hecho, este esfuerzo no supone su recuperación, es consciente de que el canto se ha terminado para ella.
Julie Andrews ha apoyado iniciativas para promover la investigación en el campo de la fonocirugía, especialmente proyectos dedicados a la restauración de la voz afectada por secuelas cicatriciales, tratando de crear un biomaterial que pueda implantarse en el espacio de Reinke de las cuerdas afectadas, con el fin de restaurar su función vibratoria normal. La actriz ha dicho que cree apasionadamente en el esfuerzo investigador que se lleva a cabo porque “la voz es algo que proviene de tu alma, de tu corazón. Ser capaces de ayudar a su preservación, en este momento particular, con los problemas que me han ocurrido, es sencillamente fenomenal”.
Hay que tener en cuenta que, no sólo en el caso de la voz profesional, la actuación quirúrgica sobre las cuerdas vocales, aún siendo correcta, puede tener como consecuencia un empeoramiento de la función vocal debido a cicatrización anómala de las mismas. Este hecho debe ser expuesto al paciente como un riesgo posible dentro del consentimiento informado de la fonomicrocirugía.