Evitar ambientes ruidosos.
Si se expone al ruido utilice protectores auditivos.
Las personas que laboren en lugares donde se producen niveles altos de ruido, deben adoptar medidas de protección como el uso de cascos, orejeras y tapones.
No introducir objetos en el oído.
No ingiera medicamentos ototóxicos sin supervisión médica.
Evitar que entre agua en el oído porque la humedad en el canal auditivo puede desembocar en infecciones.
El llamado lavado de oídos, únicamente debe realizarlo un otorrinolaringólogo, ya que el almacenamiento de agua aumenta el riesgo de infecciones del oído externo.
Los pacientes pediátricos deben atenderse oportuna y adecuadamente pues algunas enfermedades de las vías respiratorias pueden afectar el nervio auditivo y generar algún grado de sordera.
El desgaste de la capacidad del oído derivado del envejecimiento afecta primordialmente a personas con diabetes e hipertensión, por ello es necesario que estos pacientes se mantengan en control de estas patologías, para evitar daño auditivo.
Las personas que tengan algún antecedente familiar de hipoacusia o que hayan experimentado algún episodio de sordera súbita o que se expongan constantemente a ambientes ruidosos, se recomienda que se practiquen anualmente un estudio conocido como audiometría, para descartar alguna alteración.
